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Complejidad Social (Derecho, Economía y Política) Karina Elizabeth García Tufiño

El trabajo en la administración pública

Por Karina Elizabeth García Tufiño

La intención de escribir estas líneas es simplemente hacer una reflexión sobre lo que es la administración pública, el servicio público, lo que significa ser un servidor público pero sobre todo contestar cuestionamientos como: ¿cuáles son las razones de las personas para dedicar su vida a trabajar para el gobierno? ¿Serán realmente las razones adecuadas, están cumpliendo sus obligaciones de la mejor manera? ¿Los servidores públicos son tratados de una manera adecuada, decorosa, laboralmente justa?

Comencemos con una parte un poco técnica a modo de introducción y para que el lector pueda estar en contexto sobre las consecuentes reflexiones. Primero vamos a entender que son la administración pública y el servicio público, para esto nos ayudaremos de las definiciones del Dr. Jorge Fernández Ruiz, comenzaremos con la administración pública a la cual entendemos como:

El conjunto de áreas del sector público del Estado que, mediante el ejercicio de la función administrativa, la prestación de los servicios públicos, la ejecución de las obras públicas y la realización de otras actividades socioeconómicas de interés público, trata de lograr los fines del Estado.[1]

En este orden de ideas el servicio público es:

Toda actividad técnica destinada a satisfacer una necesidad de carácter general, cuyo cumplimiento uniforme y continuo, deba ser permanentemente asegurado, regulado y controlado por los gobernantes con sujeción a un mutable régimen jurídico exorbitante del derecho privado, ya por medio de la administración pública, bien mediante particulares facultados para ello por autoridad competente, en beneficio indiscriminado de toda persona. [2]

Ahora que sabemos lo que es la administración pública y el servicio público podemos hablar de la parte humana, los servidores públicos que son las personas encargadas de llevar a cabo esas actividades que conforman el servicio público para lograr una administración pública sana, eficaz y eficiente. Pero ¿cuál es la motivación para convertirse en un servidor público? ¿Existen motivaciones que podrían denominarse correctas o incorrectas y éstas pueden llevar a las personas a ser buenos o malos servidores públicos?

La motivación para trabajar en la administración pública debería (en mi opinión) ir más allá del deseo de tener un trabajo estable, en el que tengas un sueldo seguro cada mes o quincena, debería tratarse de personas que quieren hacer las cosas de una manera distinta para lograr un cambio en la sociedad, con una visión moderna del trabajo y del trato a los empleados.

¿Por qué creo todo esto? Para comenzar, cuando una persona simplemente va a ganarse el dinero pueden suceder dos cosas: la primera que efectivamente cumpla con su trabajo de manera responsable o como suele suceder que simplemente esté ahí para cumplir con un horario. Al hablar con personas que tienen varios años en el servicio público una de las primeras referencias positivas que me han dado es el tener un ingreso fijo, seguro, pago de prestaciones, vacaciones seguras; sin embargo al saber del gusto por hacer algo distinto, por emprender un proyecto social o académico, un negocio propio o alguna actividad que te prive de estos beneficios sueles escuchar comentarios como: te la pasas haciendo caridad o primero consigue algo estable y ya que tengas eso piensa en emprender, pero me resulta difícil pensar en emprender cuando tienes un trabajo burocrático que te absorbe durante 10 o 12 horas diarias.

Actualmente el servicio público se ha demeritado en la conciencia social, cuando la población piensa en los servidores públicos no siempre viene a su mente la gran responsabilidad que tienen ni las arduas jornadas de trabajo se piensa en personas que simplemente están en una oficina gravitando en la nada. Ésta reflexión me lleva a reflexionar en las personas que yo conocí en mi transitar por la administración pública y en lo que he compartido con otras personas que están inmersas en ese mundo.

Un buen porcentaje de personas que trabajan en la administración pública tienen una hora de entrada pero no hora de salida, pasan en ocasiones más de 12 horas en una oficina, frente a una computadora; es algo que las personas que trabajan para el sector privado rara vez se encontrarán en su camino ya que para los patrones son muy claras las reglas del juego marcadas en la Ley Federal del Trabajo. Pero para un servidor público muchas veces no se aplican esas mismas reglas a pesar de que su patrón es el mismo Estado. En la iniciativa privada cuando el jefe te pide quedarte más allá de tu horario de trabajo obtienes un beneficio que se puede traducir en el pago de horas extras, un día de no asistir al trabajo o salir temprano pero en el trabajo de gobierno no es así porque tú ya sabes que es así.

Por alguna razón toda esta corriente tan fuerte del trabajo por objetivos, la salud física y psicológica de los trabajadores no ha logrado permear en el sector público. Aún se explota a los trabajadores y se les hace cumplir con un horario establecido aun cuando hayan terminado sus tareas en un lapso de tiempo menor. ¿Acaso los servidores públicos no son personas que merecen tener los mismos derechos laborales que el resto de la sociedad? ¿No son  madres, padres, hijas, hijos, hermanas, hermanos, parejas de alguien? ¿No tienen familia o algún ser querido que los extraña o los necesita en su hogar? Creo que es indispensable cambiar ese paradigma y con eso tal vez consigamos personas que vean al servicio público como un lugar de crecimiento laboral sano, sin pensar que deben estar en todo momento haciendo algo sin importar si su jornada debió terminar 2 o 3 horas atrás.


[1] FERNÁNDEZ RUIZ J, Derecho administrativo, México, 2016, pp 94. https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4455/16.pdf 

[2] FERNÁNDEZ RUIZ J, Derecho administrativo, México, 2016, pp 248. https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4455/16.pdf