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De huapangos y danzones

Por: Carlos Palomares Rivera.

Septiembre es el mes patrio y en esta edición especial celebro a nuestro país con un sencillo homenaje a dos mexicanos que admiro, José Pablo Moncayo García y Arturo Márquez Navarro.

Abordare un poco la historia de sus vidas y describiré la obra más destacada, desde mi perspectiva, de cada uno de ellos; es difícil decidir por quien empezar así que iniciare por estricto orden alfabético.

Arturo Márquez Navarro y su danzón número dos

Nace en Álamos Sonora, el 20 de Diciembre de 1950, hijo de Arturo Márquez músico y carpintero mexicano y de Aurora Navarro también mexicana, es el mayor de siete hermanos, sin embargo es el único dedicado a la música.

Los primeros años de su vida Márquez creció en su natal Álamos escuchando música tradicional mexicana que, en sus propias palabras, fueron sus primeras clases de música.

Cuando cumple doce años de traslada junto con su familia a Los Ángeles, California en donde inicia sus estudios formales de violín, a los dieciséis años realiza esbozos de sus primeras composiciones.

A los dieciocho años regresa a México y en 1970 inicia los estudios de piano en el Conservatorio Nacional de Música en la capital del país.

En 1980 viaja a París, Francia y permanece dos años estudiando gracias a una beca proporcionada por el gobierno francés, es ahí donde inician sus composiciones de manera formal con  Moyolhuica y Enigma, sus primeras obras.

En 1990 se incorpora al grupo Mandinga donde conoce a Irene Martínez y Andrés Fonseca con quienes se adentra en el mundo de la música de salón, concretamente de la música de danzón. [1]

En 1994, por encargo de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM)  compone Danzón número dos, la obra que más disfruto de su amplísimo repertorio.

No soy experto en música, en realidad, no se absolutamente nada de música, sin embargo, prefiero explicar cómo percibo y analizo esta obra en lugar de citar a un experto, de esta forma hago mío el homenaje.

No recuerdo la primera vez que escuche el Danzón número dos, esta obra está en mi vida desde que tengo memoria, la he escuchado en recintos como la sala Nezahualcoyotl interpretado por la Orquesta Juvenil Eduardo Mata, en el Palacio de Minería ejecutada por la Orquesta Filarmónica de Minería; también la he escuchado en mi auto o a punto de dormir desde mi reproductor de mp3. No importa cuantas veces ni en que recinto la escuche esta obra siempre logra hacer vibrar mis emociones.

La pieza invoca a mi mente la postal del Volcán  Popocatepetl que se puede apreciar desde el tramo carretero que comunica a la Cuidad de México con la ciudad de Puebla imagino el centro histórico de esa capital, la catedral, su jardín central, veo las calles empedradas, las iglesias; contemplo desde mi mente la postal de Cholula, la iglesia dedicada a la Virgen de los remedios; imagino la talavera característica del lugar. Se viene a mi menta la imagen de una cemita, del mole poblano o de un chile relleno. Percibo el olor de café caliente, el aroma de la flor de cempasúchil, huelo tierra mojada;  finalmente visualizo a una pareja bailar al ritmo del Danzón.

Quizá no soy el único individuo al que le vienen recuerdos de una parte específica de  México pues esta obra no puede faltar en el repertorio de un concierto dedicado a nuestro País.

José Pablo Moncayo  García y su Huapango de Moncayo[2]

Nace el 29 de Junio de 1912 en Guadalajara, Jalisco y muere en la Ciudad de México el 16 de  Junio, de 1958. Fue hijo de Francisco Moncayo Casillas y Juana García López.

Jose Pablo Moncayo estudió piano con Eduardo Hernández Moncada. Con Carlos Chávez y Candelario Huízar se instruyó en composición.

Moncayo estuvo enamorado de las texturas, los olores de la naturaleza y el campo. En sus obras describía los paisajes mexicanos.

El 15 de agosto de 1941, en el Palacio de Bellas Artes, la Orquesta Sinfónica de México bajo la batuta de Carlos Chávez interpretó por primera vez Huapango que es, desde mi óptica, la máxima obra de su repertorio.

Como lo exprese  anteriormente pretendo hacer propio este homenaje, por lo tanto, seguiré la mecánica establecida y expresare lo que representa para mi esta obra.

He tenido la oportunidad de escuchar  el huapango de Moncayo interpretado por orquestas, mariachis, marimba y banda sinfónica, debo decir que esta última ha sido la que más he disfrutado, y cada vez que la escucho es como la primera vez.

Recuerdo perfectamente que la primera vez (consiente) que escuche esta canción, fue viendo un programa especial por las fiestas patrias en Canal 22, lo interpretaba la Orquesta Filarmónica de Minería y desde ese momento las notas musicales quedaron grabadas en mi mente.

Al Huapango de Moncayo lo  imagino como un recorrido por México que  divido de la siguiente manera:[3]

  • Inicia en el Estado de Morelos (Minuto 0.00 al 1.00), veo los imponentes cerros de Tepoztlan y Tlayacapan, la ruta de los ex conventos dedicados a San Mateo en Atlatlahucan, San Juan en Yecapixtla, la Catedral de Cuernavaca o el centro histórico de Cuautla.
  • Continuamos en Veracruz (minuto 1.01 al 1.40), veo el puerto de Veracruz, los voladores de Papantla, la zona arqueológica del Tajín, las playas de Tecolutla y Tuxpan, el Pico de Orizaba, o el colorido de Tlacotalpan.
  • Hago un cambio de ruta y me encuentro con los pueblos coloniales del país (minuto 1.41 al 2.18) , veo  Guanajuato, León, San Miguel de Allende, Dolores Hidalgo, Celaya, Salamanca, Irapuato, Pénjamo con la ex hacienda de Corralejo,  Querétaro con su acueducto, Tequisquiapan, Peña de Bernal, Morelia, La Piedad, Aguascalientes, San Luis Potosí Zacatecas  o Taxco.
  • Cambiamos de latitud, ahora estamos en la Ciudad de México (minuto 1.41 al 3.06) mi ciudad natal y de residencia, veo el Castillo de Chapultepec, el Palacio de bellas artes y correos, la alameda central, el centro histórico, los centros de Coyoacán y Tlalpan, Xochimilco, los dinamos y el Ajusco o Paseo de la Reforma
  • De el minuto 3.07 al 4.49 imagino al norte del país, no he tenido la oportunidad de conocerlo pero imagino a los Estados de Chihuahua,CoahuilaDurangoNuevo LeónSinaloaSonora y Tamaulipas.
  • Un cambio radical en el ritmo de las notas tiene como consecuencia un cambio drástico de latitud, del minuto 4.50 al 6.33 recuerdo la Riviera Maya y las cristalinas aguas del caribe mexicano. Veo Tulum, Playa del Carmen, Cozumel, Isla mujeres, Chichen itza, Mérida, Valladolid, los cenotes de Yucatán, La Venta en Tabasco, Campeche o Chiapas.
  • De el minuto 6.34 al 6.49 recuerdo lugares específicos: Oaxaca, Montealban, Mitla, Los Cabos, el puerto de Lázaro Cárdenas, Las Bahías de Huatulco, Ixtapa o Acapulco.
  • De este modo llegamos a mi parte favorita de la obra, del minuto 6.50 al 7.19 hay una conversación entre el Norte y el sur de México y del minuto 7.20 al 8.36 hay una fiesta de sonidos que se traducen en una sola frase ESTO ES MÉXICO.

Reflexión Final

He leído en algunos foros electrónicos y escuchado de viva voz que los Mexicanos no tenemos absolutamente nada que celebrar el 16 de Septiembre, definitivamente difiero totalmente de esta forma de pensar.

Nadie aseguraría que en México todo marcha bien, tenemos problemas serios que no nos permiten crecer como nación, sin embargo, considero que estar culpando a los gobernantes o a la mala suerte de nuestra  condición actual no nos llevara a un buen destino como nación; retomo parte del discurso final de la Serie Infames transmitida por Cadena tres y producida por Argos en 2012. “…No es una cabeza la que tiene que caer para que cambien las cosas, somos nosotros los que tenemos que cambiar. El poder del País no está en unos cuantos,  el poder está en la suma de conciencias y voluntades dispuestas a invertir la pirámide. El camino somos nosotros.”[4]

Estimada lectora, estimado lector hagamos un acto de conciencia y sumemos voluntades para generar un cambio, iniciemos con nuestro propio entorno pues ello generara que poco a poco la situación en el país mejore.

A mi generación y a las generaciones subsecuentes, el cambio está en que nosotros hagamos las cosas bien, que luchemos honestamente por lograr nuestros objetivos, no tomemos el camino fácil, no nos quedemos con la información que nos dan los medios de comunicaron, cualquiera que sea el de su preferencia, no solo nos informemos INVESTIGUEMOS.

En México hay muchas razones loables para celebrar, pero hay el doble de razones para trabajar y así forjar una mejor nación.

¡Viva nuestra gente, vivan nuestras riquezas culturales y naturales, vivan nuestras tradiciones, viva el color, el sabor y el aroma de México, VIVA MÉXICO, VIVA MÉXICO  VIVA MÉXICO![5] [6]

Referencias

[1] Datos bibliográficos recabados de: http://www.arturomarquez.org/compositor/

[2] Datos bibliográficos consultados en: http://www.conaculta.gob.mx/noticias/musica/27566-jose-pablo-moncayo-conecto-la-raiz-con-el-%C2%93ser-mexicano%C2%94.html

[3] Respeto la creencia de cada individuo, veamos a los sitios que impliquen cuestiones de fe (como iglesias y conventos dedicados al culto católico) como nuestro patrimonio como mexicanos y no como lugares de ritos.

[4] https://www.youtube.com/watch?v=yPCS43JmE4M

[5] Danzón No.2 https://www.youtube.com/watch?v=G945MQ1datY

[6] Huapango de Moncayo https://www.youtube.com/watch?v=mkXAGmbm6jI

Ambos interpretados por la Orquesta Filarmónica de las Américas dirigidas por Alondra de la Parra.