Por Jacqueline Miranda de los Santos
El pasado viernes 26 de julio se llevó a cabo el ejercicio de parlamento abierto ¡Jóvenes, cámara y acción! en la glorieta de los insurgentes, el evento tuvo como propósito principal escuchar a las y los jóvenes para dar paso a la creación de la Ley General de Juventudes, se pusieron alrededor de 50 mesas en las que moderadores escucharon los problemas a los que la sociedad de entre 15 y 29 años se enfrenta en el día a día, la actividad constó de dos etapas, la primera en donde cada persona escribía sus problemas en post-its y se colocaban en un gráfico de quesos en donde las temáticas estaban divididas en: justicia, seguridad, salud, trabajo, desarrollo, educación, identidad y derechos políticos. En la segunda fase hablaban de forma más específica del problema y de la solución que ellos proponen.
Es importante destacar que la mayoría de los jóvenes ya no desea que el congreso elabore más normas que regulen los problemas, lo que buscan casi todos es que existan medios donde las leyes se apliquen para esto la mayoría de ellos propone la creación de programas que ayuden a crear consciencia o bien políticas públicas más enfocadas y no tan sectorizadas.
Unos días antes del evento y durante la capacitación que recibimos en el Senado de la República por parte de la Senadora Citlalli Hernández pensé que el gráfico se inclinaría hacia temas de seguridad, trabajo y educación, para mi sorpresa el esquema general quedó de la siguiente manera:

Quizá teniendo menos impacto el tema de los derechos políticos, a la mayoría de los jóvenes les interesa sentirse parte de la sociedad y para ellos se necesitan ciertas garantías, por ejemplo: el libre desarrollo de la personalidad, los mismos derechos de salud y seguridad, más oportunidades de educación para tener más posibilidades de trabajos bien remunerados, para la mayoría el problema está en que muchos de los adultos y no tan adultos los quieren colocar en cajones donde solo haya blanco y negro, todos tenemos cabida en ese cajón llamado sociedad con nuestras diferencias porque al final luce mejor cuando los tintes son muchos y son libres de ser como deseen ser.

Etiquetas que lastiman
La mesa donde me tocó colaborar, fue una donde cada persona me dejó una reflexión y un aprendizaje, cuando los chicos de staff nos dijeron que eran chicos con capacidades diferentes no imaginamos todo lo que íbamos a entender, dos chicas llegan hablando entre ellas lenguaje de señas, otra de ellas es asistida por una compañera pues tiene un problema de disminución visual en el que ya casi no ve, otro de ellos llegó con su perro guía y finalmente una chica con capacidades intelectuales diferentes.
El reto es adaptarse a las necesidades que cada uno de ellos tiene para formar parte de la mesa de diálogo, pero lo curioso es que siempre exigimos que ellos sean los que se adapten a nuestra forma cotidiana de vida, dos de mis compañeras moderadoras ayudaron a la redacción de los problemas de las personas con problemas visuales y por otro lado asistimos a los demás, para que todos fueran escuchados, casi nadie conoce de lenguaje de señas porque existe una frivolidad en el tema, muchos sabemos inglés, francés, italiano o alemán pero siempre ponemos una barrera con las personas que no pueden comunicarse de la misma manera que nosotros.

En los primeros comentarios que expresaron los participantes se habló de la gran discriminación que sufren por parte de la sociedad en general, la mayoría de los espacios no están diseñados para que ellos puedan desarrollarse libremente, por ejemplo no todas las bibliotecas de la UNAM o el POLITÉCNICO cuentan con libros en braille, hay incluso un caso donde un chico alumno de ingeniería está por no poder concluir la carrera ya que hay una maestro que no le permite que alguien le asista para el examen final, además de no tomar en consideración que él requiere de más tiempo ya que debe pasar lo que le dictan al sistema de escritura braille.
Son llamados en día a día ciegos, sordos, tontos. La gente se molesta porque algunos de ellos deben llevar a sus perros guías o en algunos casos de asistencia, a veces incluso en el transporte público les niegan los accesos cuando ya existe normatividad al respecto.
La mayor parte de la sociedad necesita poner etiqueta sobre el pecho que no necesariamente diga el nombre y lo que les gusta de la vida sino el cómo clasifican de forma negativa a la mayoría de las personas, sobre el suéter, la blusa o la camisa llevamos etiquetas impuestas por otros que dicen “gay”, “lesbiana”, “raro”, “sordo”, “ciego”, “pobre”, “gordo”, “moreno”, “flaco”, entre tantos más quieren una sociedad en blanco y negro donde todos seamos iguales, pensemos igual y tengamos cabida en el mismo espacio por siempre, lo ciertos es que somos una sociedad dinámica en movimiento y sobre todo diversa.
La sociedad y el humano en sí está lleno de complejidad, por ello no podemos ser iguales todos o amar de la misma manera, aprender igual o desarrollarnos igual; sentimos pensamos, amamos y hasta odiamos distinto. Tenemos condiciones y circunstancias que nos van a marcar y eso nos hará actuar y hacer cosas de distintos modos, habrán inteligencias que no comprendamos y que por lo excluyente que son ciertos sectores les cueste más desarrollarse pero eso no debe jamás clasificarlos como tontos o ignorantes. Debemos ser cuidadosos con los prejuicios que arrastramos desde la infancia desde lo que aprendimos en casa, debemos intentar deconstruirnos para poder incluirnos en la realidad de los que mucho tiempo fueron ajenos.
Por último es necesario abrir los ojos a la realidad y saber que hay personas que día a día viven desde la pobreza, desde la falta de calidad educativa, de oportunidades porque a los propios profesores muchas veces les falta conciencia y preparación para entender que cada alumno aprende de manera diferente, porque a nuestras universidades les faltan espacios dignos para quienes tienen necesidades fuera de lo que siempre se pensó como espacios comunes, es necesario entender que ellos no están obligados a adaptarse a nuestra forma de vida sino que todos podemos convivir. La realidad se construye por todos comprendiendo que hoy en día muchos de nuestros modelos son desiguales y excluyentes, se construye entendiendo que no todos los jóvenes están en las universidades, la realidad se construye comprendiendo nuestros privilegios y reconstruyendo panoramas de igualdad para los otros.
Aprendamos lenguaje de señas o braille, ayudemos a construir las próximas políticas públicas o programas, enseñemos a leer a niños y niñas que no pueden ir a la escuela, ayudemos a los infantes y adolescentes en situación de calle, ayudemos a los adultos mayores, dejemos de llamar raros a los que tienen capacidades diferentes, entendamos que el amor tiene muchas formas, pero sobre todo dejemos las etiquetas y seamos personas.
Agradezco la oportunidad de participación en el ejercicio de democracia abierta a la Red Mundial de Jóvenes Políticos-CDMX y a su director Mauricio Suárez